El estado de Nayarit, en México, se encuentra sumido en el luto tras el devastador accidente que tuvo lugar el pasado jueves, cobrando la vida de 18 personas y dejando a otras 23 heridas luego de que un autobús se precipitara por un barranco. Este trágico suceso ha dejado una profunda huella en la comunidad local y ha reavivado el debate sobre la seguridad en las carreteras y la difícil situación de los migrantes en tránsito por el país.
-El fatídico episodio ocurrió en las primeras horas del día, cuando un autobús que viajaba desde Ciudad de México hacia Tijuana perdió el control y se precipitó por un barranco cerca de Tepic, la capital de Nayarit. Según los informes de Protección Civil, el exceso de velocidad por parte del conductor podría haber sido la causa del accidente, que resultó en una tragedia de proporciones desgarradoras.
Entre los pasajeros afectados, se encontraban personas de diversas nacionalidades, incluyendo ciudadanos de la India, República Dominicana y países africanos, quienes buscaban llegar a Tijuana con la esperanza de cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Este trágico suceso pone de relieve las difíciles condiciones que enfrentan los migrantes en su búsqueda de una vida mejor, muchas veces arriesgando todo en el camino.
Como señaló un funcionario de Protección Civil en una declaración a los medios: «Este accidente es un recordatorio sombrío de los peligros que enfrentan los migrantes en tránsito por México. Es una tragedia que nos duele a todos y nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de mejorar las condiciones de seguridad en nuestras carreteras».
La travesía de los migrantes por México suele estar marcada por la incertidumbre y el peligro, con viajes clandestinos en condiciones precarias y la constante amenaza de caer en manos de traficantes de personas. En muchos casos, estos viajes son financiados por familiares en el extranjero, que esperan ansiosos la llegada de sus seres queridos a Estados Unidos.